Los peligros que no se ven a primera vista [Ginevra]

Siempre era bueno andar solitario u con amigos, siempre que se tuviera cierto conocimiento sobre esos amigos y no pudieran revelar ciertos dato sobre tu persona que podrían traerte problemas. Entre estas dos opciones yo, personalmente, me decantaba por la primera. Por el simple motivo de que llegó un momento en el que ni mi sombra era realmente sincera conmigo. Toda acción traía una consecuencia igual u opuesta, y en la mayoría de mis casos era opuesta. Esto podría ser algo de comprender si explicar el verdadero motivo de esta reflexión, pero ya se iría desvelando a lo largo del tiempo y si esque mi mente llegaba a la suficiente confianza como para transmitirselo a alguien.

Dejando mis pensamientos, remotos pensamientos que tal vez solo cruzaban mi mente en forma de un mar de ideas arrasando otro tipo de cosas menores, me adentré en el bosque sobre las 7 u 8 de la noche aproximadamente. No tenía un control demasiado certero sobre las horas, si lo hubiera tenido todo el tiempo en el que me convertí en licántropo probablemente ya estaría loco, aunque otros ya consideren que mis disturbios mentales sobrepasan a la realidad.

La espesa vegetación era visible en algunos lugares de esta zona. Tupidos arbustos y plantas enredaderas se cernían sobre el terreno, dejando pocos espacios para caminar. Aun así los enormes árboles albergaban una calida y tal vez peligrosa sombra en un grandioso redondel, en el que el cesped era lo único sobre el suelo. Con esto no quería decir que estuviera en la completa oscuridad, pero tampoco había una luz que desvelara todos todos los secretos de mi alrededor. Pude escuchar el sonido de algunos animales, no me daban miedo, las raices albergadas en mi interior de lobo me daban en cierto modo un instinto asesino y superviviente.

Así, disfrute de una tranquilidad que hacía dias que no conseguia.

Otra pelea más con mi "querída" hermana mayor ¿Porque siempre había que hacer las cosas a su manera? Odiaba cuando se ponía en plan histérico y mandona ¿Qué se creia mi madre? cierto que ella había cuidado de mi y de Alysson desde... bueno desde esa horrible noche.

Con el enfado decidí salir de caza yo sola. Vistiendome para la ocasión pantalones de cuero negro y corpiño negro con detalles bordados en burdeo y sujeto al cuello. Sin olvidar nunca mis guantes de cuero negro, debía proteger mis manos no quería que se me estropearan con las estacas y la madera de las armas en general. Iba practicamente armada hasta los dientes como aquel que dice, lo bueno es que siempre sabía donde colocar mis armas para isimularlas de manera que no se apreciaba donde podía haber una estaca de madera o una daga de plata.

Camine por el bosque se estaba haciendo de noche apesar de ser un poco pronto aun, aunque para una señorita como yo no era muy buena hora de estar en el bosque pero claro yo no era una señorita normal. Pare momentaneamente sintiendo el fresco aire de la noche acariciar mi cara y remover mis dorados bucles, desordenando un poco mi pelo, lance un largo suspiro y coloque en su sitio la cruz de plata que llevaba como gargantilla, bastante grande y llamativa por el rubi que tenía en el centro.

Me encontraba de cuclillas en el césped que cubría la zona. Llevé uno de mis dedos acariciando la superficie de este tipo de vida sin corazón ni extremidades, sintiendo su roze en la yema de mi piel. Era algo agradable, tendría que hacerlo más amenudo, me había gustado esa sensación. Pronto el viento comenzó a susurrarme, hasta mi olfato llegó el perfume, o mejor dicho, el aroma que desprendía una humana que caminaba por allí.No mediría demasiado, pero algo me decía, tal vez mi instinto, que o la chavala que pululaba el bosque por esos momentos era demasiado curiosa,o andaba buscando algo.
Me rasqué levemente mi torso desnudo pensando en qué hacer.

Tenía dos posibles opciones. O asustarla con la presencia de un hombre de 1'90 enmedio del bosque y sin camiseta,o el hecho de que me atacara al poder ser una caza lo que sea. Bah, se me podía llamar aventuraro pero la curiosidad era un factor que podía jugar buenas y malas jugadas. Y en este momento yo sería el Croupier de la situación.

Me guié por mi sentido olfativo y por la localización de aquel olor hasta situarme a una distancia precavida de la muchacha. Observándola de lejos, oculto entre la protección que me ofrecía la naturaleza. Aunque una protección medida en cierto modo,ya que solo tenía un par de troncos para protegerme si esque intentaba hacer algo.Sonreí ligeramente, me sacudí el pantalón corto blanco con unos dibujos tribales en grises y procedí a hablarle con un tono tranquilo.

-Buenos noches señorita. ¿Que la lleva a habitar por estos lares a tales horas de la tarde? Podría resultar peligroso.- Pregunté educado como siempre, sin mostrar ni un mínimo ápice de violencia o burlonería en mis palabras. Eran tranquilas, contundentes y practicas. Poco después sentí otra suave brisa que golpeó contra mi pecho y mi cara, moviendo levemente mis cabellos rastas recogidos en una pequeña cola que caía por mi espalda.

Cual silenciosa leona acechando a su presa, me movía yo entre las ramas, las piedras y las raices que sobre salian de la tierra. Debía estar atenta a todo si queria que la noche fuera fructifera, totalmente concentrada en mis sentidos que aunque no fueran tan desarrollados como los de otros "seres" estaban más entrenados que los sentidos de los humanos "ciegos", era el nombre que yo les había puesto. Eran ciegos, no veian lo que tenian a su alrrededor y no hablaba solo de diferenciar a los vampiros o los hombre lobo, sino de cualquier cosa. Vivian ciegos encerrados en sus vidas de rutina, muy aburridas desde mi punto de vista. Yo no podía imaginarme una vida así por eso trataba que cada día de mi vida fuera diferente al anterior, sobre todo trataba de avanzar y si bien mis acciones, aveces, no eran las de una señorita al menos sí eran las de una persona que vive el presente.

Volví a pararme en un pequeño claro, donde las copas de los árboles no estaban tan juntas y podía verse el cielo adornado con esas miles de pequeñas bombillas que a mi siempre me habían hecho tanta gracia y con la cosa más hermosa que exsistia (Despues de mi, claro) la luna llena, grande, redonda y brillante. Como una enorme mujer pálida y rebosante de felicidad. Cuando era más joven muchas noche me dormia mirando la luna e imaginando que en ella estaba mi madre pálida y sonriente, guardando mis sueños. Pero ahora que había crecido sabía que mi madre no estaba en la luna y que la única que podía cuidar mis sueños era yo misma o en su defecto mis hermanas.

El crugio de una pequeña rama bajo el peso de algo o alguien me saco de mis pensamientos apartando la vista de la luna. Me falto muy poco para sacar alguna de mis armas pero dado que el primer analisis del desconocido dió negativo para vampiro preferí esperar. Por unos segundos me quede mirando al hombre moreno que había salido prácticamente de la nada vestido tan solo con unos pantalones... ¿Cómo había logrado ser tan silencioso que no me había dado cuenta de su presencia? ese detalle solo me hizo tener claro que no era un humano corriente, aunque tampoco un vampiro así que solo me quedaba una cosa... Hombre Lobo.

No es que los hombres lobo que cayeran mal pero... igualmente me sentía, aveces, en la obligación de librar al mundo también de ellos. Lo mire una vez más sopesando si contestarle o directamente librarme de él. Ladee la cabeza mirandolo signo de que había decidido dejar la violencia de lado - Buenas noches - conteste usando el mismo tono cordial que usaba él - ¿Y como sabe que yo no soy un peligro? - pregunte con cierto misterio en la voz sin apartar mis ojos azules de él.

Prefería limitarte a no hacer movimientos que pudieran revelar algún signo de violencia o intimidación. Ese no era mi estilo, prefería hablar primeramente, pues con las palabras muchas veces se resolvían conflictos y se podía manipular en cierto modo la personalidad de la otra persona.Antes de que le hablara parecía muy concentrada, como si fuera a cazar a algo o a alguien. Apenas hacía un mínimo ruido y eso me picaba la curiosidad.

¿Tanto habían progresado los humanos normales?. Según tenía entendido al interrogar a un par de vampiros, la mitad de los cazadores apenas resultaban a ser peligrosos y eran muy descuidados pero esta chica..

La luz de las estrellas impactaba contra el lugar, dejando una atmósfera cargada de misterio. Dos extraños que no se conocían se encontraban en un bosque a tales horas de la noche. Cualquiera de los dos podía resultar peligroso, pero la incógnita se centraba en..¿ Cual de los dos?. La "adolescente" a primera vista escuchó lo que le pregunté pero prefirió no contestar, dándose tal vez un par de segundos para resolver sus líos mentales en ese momento.

Posteriormente respondió, la escuché con atención y escuadriñé cada una de sus palabras intentando descifrar sus pensamientos de igual manera.

- No tengo conocimiento sobre su peligrosidad señorita. De igual manera, tampoco deseo tenerlo de momento, mi intención no es luchar, anduve hasta su posición por simple y mera curiosidad pues no sabía quien más, aparte de mi persona, podía pulular en este bosque..- Recite con una maestría en mis palabras digno del más sabio dramaturgo, sin dejar ni un ápice de explicación para después, quería dejar mis intenciones claras para que luego no hubieran mal- entendidos.

Por un momento me fijó en la figura de la muchacha. Era esbelta y atractiva, no había lugar a dudas de aquello, pero demasiado joven para mi. Aunque tampoco se podría descartar la opción de tener una "amiga" que le ayudara en ciertos apuros contra vampiros, aunque lo de que fuera cazadora aún estaba por ver. Tal vez fuera cazadora pero de hombre lobos, aunque esa opción fuera menos improbable ya que de momento no me había atacado.

Mis ojos color del cielo seguian cada uno de los movimientos que hacía o podría hacer el peculiar desconocido. Yo era un chica bastante sociable pero tan solo con HUMANOS, con el resto tendia a la desconfianza pues nada bueno podía espera de un licántropo aunque al menos no sería nada tan malo como un vampiro. Con aire despreocupado aparte un rizo de oro que con el suave movimiento del viento se había desplazado hasta caer por mi rostro, lo coloque debidamente tras mi oreja y deje por fin mi exaustibo examen en busca de cualquier cosa que yo calificara como peligrosa o ofensiva.

El licántropo parecía bastante pacífico, cosa que me sorprendia, y no dejaba de preguntarme si sería solo un truco o, simplemente, un licántropo muy raro. Aparentemente era mayor que yo y... realmente también lo sería, pero no era algo que me sorprendiera pues generalmente mataba a vampiros que bien tenian edad para ser mi abuelo o bisabuelo. Deje de lado mis apreciaciones sobre él y sus posibles intenciones para volver a hablar.

- Haceis bien en no querer probar mi peligrosidad - repuse con la soberbia que acostumbraba a usar tanto con vampiro como con humanos. La soberbia, asi como la arrogancia eran rasgos de mi personalidad que estaban muy a flor de piel - En cuanto a la lucha creo que estamos de acuerdo los dos, no he venido hasta aquí para luchar... - esboce una pequeña sonrisa - con los de su raza quiero decir...- añadi con dos intenciones. La primera intención confirmar que yo era una cazadora así que no se pasara de listo y la segunda pretendia confirmar su raza, tenía claro que no era un vampiro, ni un humano corriente y casi podía asegurar que era un licántropo pero... ¿Y si me equivocaba y era un cazador como yo? Lo veia poco probable por su falta de armamento y protección pero la vida me había enseñado que todo es posible...